Miles de mujeres de todas partes del mundo batallan día a día contra el cáncer de mama, una de las enfermedades más comunes en el sexo femenino a lo largo del globo. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se producen 1,38 millones de nuevos casos y 458.000 muertes por cáncer de mama. Aún no existen causas claras de esta enfermedad. En este sentido, la detección precoz sigue siendo la piedra angular. Sin embargo, siempre es posible darle la batalla.
La emotiva historia de lucha que se esconde detrás del cartel de prevención del cáncer de mama

Queremos contarte la historia de una de las mujeres que se enfrentó como nadie al cáncer. Fernanda. Una valiente y risueña argentina que no dudó un segundo en luchar hasta el final para vivir cada momento con alegría y vigor junto a su familia. Nunca bajó los brazos. De hecho, puso su cara para iniciar una campaña contra el cáncer de mama en su ciudad, no solo para concientizar sino también para llevar esperanza a todas las mujeres que hoy siguen combatiendo la enfermedad.

Si bien Fernanda nos dejó hace muy poco tiempo, Gastón De Césare, su marido, continúa hoy más que nunca con mucho esfuerzo su legado y lucha. Hablamos con él en exclusiva para VIX y nos contó qué fue lo que más lo motivó a ponerse al frente de la campaña que comenzó su mujer el año pasado.
Una historia donde la palabra «rendirse» JAMÁS tuvo lugar
Octubre de 2010. Fernanda se encontraba feliz con su familia. Aunque, muy en el fondo, ella sabía que algo no andaba bien. Fue a hacerse unos estudios y los médicos concluyeron que tenía un carcinoma en una de sus mamas. La noticia no era nada fácil, estaba amamantando a su hijo, Bautista. Sin embargo, para ella nada era imposible. Y, si salir de esa situación implicaba batallar hasta el final, lo iba a hacer. Porque Fernanda no le tenía miedo a nada. Su único objetivo era vivir al lado de su familia y disfrutar de los placeres de la vida, como siempre lo había hecho.
Así, comenzó un complejo tratamiento. Quimioterapias, rayos, cirugías. Una de las cosas más valiosas para ella era su cabello. Era algo característico de su persona: rubio, finito y lacio. En el proceso, Fernanda lo perdió, convirtiéndose en uno de los momentos más dolorosos.

Su marido, llamado Gastón, y sus hijos, Santiago y Bautista estuvieron con ella acompañándola cada uno de los días de estos 8 años en los que vivió con cáncer. Gastón resalta -con emoción- que su mujer jamás se victimizó, que siempre salió para adelante, con una sonrisa. «La enfermedad la hizo más fuerte», afirma. En efecto, Fernanda nunca bajó los brazos. Jamás se preguntó por qué le pasaba lo que le pasaba.
2013. El cáncer continuó avanzando. Otro difícil momento para Fernanda. Tuvo que someterse a una mastectomía que la dejó sin una de sus mamas. A pesar del sufrimiento, la mujer de una sonrisa incandescente continuaba de pie. Para Gastón, Fernanda fue la «peor contrincante del cáncer» y recalca nuevamente -con orgullo- la inmensa fortaleza de su mujer:
«La mutilación fue dolorosa. Pero ella siguió feliz. Tomándolo desde el lado del humor y desde la fe. Recuerdo que decía: '¿Y ahora cómo voy a hacer para ir a una fiesta con una mama menos?'. Ella lo tomaba con humor. Era la peor desgracia que le tocaba, pero ella siempre tenía una palabra de aliento. Demostraba su fuerza y enfrentaba con una postura increíble a esta enfermedad. Jamás la ibas a ver tirada, siempre de pie, luchando»
2016. La enfermedad vuelve a la vida de Fernanda, pero quizás de la manera más cruel. Se le diagnostica metástasis en columna, hígado y pulmón. Junto a su médico decide someterse a un tratamiento oncológico no tan invasivo, por vía oral, que, al principio, pareció dar resultados. Sin embargo, un año más tarde, ocurrió lo que temían. La metástasis había llegado a la meninge y, más tarde, al cerebro. Fernanda ya conocía el final de esta historia. Pero ni eso mismo pudo con ella. Se mantuvo más que nunca aferrada a su familia, manteniendo esa picardía que la caracterizaba, algo que para Gastón siempre fue primordial:
«Ella era consciente, pero con un humor y unas pilas bárbaras. Sabía lo que iba a pasar, lo tenía claro, así todo sabía cuál era el camino a seguir con fe y optimismo. Enfrentaba todo con uñas y dientes. Para mantenernos unidos también viajamos mucho, su mejor medicina fue eso y lo pudimos lograr».
La cara visible de la campaña contra el cáncer
Lejos de rendirse a los pies de esta enfermedad, Fernanda decidió darle una batalla más. Esta vez, estaba dispuesta a todo. Se propuso como objetivo ayudar y concientizar, desde su propio lugar, a las mujeres de Suipacha, su ciudad natal, donde por cierto siempre fue una mujer muy querida y respetada por todos.

El mensaje era claro: tocándose las mamas a tiempo y haciéndose los estudios ginecológicos correspondientes se le puede ganar al cáncer. Así, y por decisión propia, se puso al hombro la Campaña por la Lucha Contra el Cáncer de Mama. Lo único que quería era ayudar al otro, como remarca Gaston, «era una persona de bien»:
«Ella quería transmitir esperanza, que se puede. Quería dejar este mensaje: se puede vivir con cáncer y ser feliz. De la mano de la municipalidad de Suipacha, Fer pudo ser la cara visible de la campaña. Accedió a sacarse unas fotografías, acá en el living de mi casa y demostrar con ese lazo rosa que todo se puede superar con fuerza. Ella muestra su propia fortaleza en la imagen»
Un legado que a pulmón continúa Gastón
Fer era un icono de lucha para la ciudad de Suipacha, todos estaban pendientes de su salud. En cada recóndito lugar, uno puede ver moños rosados en honor a su lucha. Gastón, su fiel compañero en este camino, admite que, al principio, recibió la enfermedad con bronca, para luego comprender que lo único que podía hacer era presentar batalla. Fer le demostraba con simpleza y humildad que de todo se puede aprender. Eso mismo fue lo que lo motivó a continuar con el legado de su mujer:
«Ella me da la fuerza necesaria para todo. Un pueblo entero se tiñó de rosa por Fernanda. Criar a mis hijos es transmitirle los valores que ella misma quería transmitir. Me parecía que yo no me podía quedar con los brazos cruzados ante semejante lucha que dio ella. Yo tengo que dar la misma o el doble.»

A puro pulmón, Gastón viene organizando carreras y bicicleteadas solidarias en toda la ciudad. Y, hasta el momento, viene siendo todo un éxito. El pueblo la recuerda. De hecho, en una de las carreras, se sumaron 460 corredores y el fenómeno no tiene límites. Porque Gaston está dispuesto a dar todo para que la historia y lucha de Fer trascienda en cualquier parte. Pero también es consciente del mensaje que quiere difundir entre las mujeres:
«El cáncer no es sinónimo de muerte. Fer leyó el sobre que decía que tenía cáncer y nunca lo asoció con la muerte, lo asoció con la lucha. La enfermedad se puede transitar con felicidad. No quedás condenado a sufrir. Ella fue feliz conmigo y con mis hijos.»
Para Gastón, lo más importante es entender que la detección temprana es fundamental porque puede ser la diferencia entre la vida y la muerte:
«Quisiera decirle a las mujeres que no es un control ginecológico y nada más. Los chequeos deben ser constantes tanto en el ginecólogo como en el mastólogo.»
Por último, Gastón se toma unos minutos para reflexionar y brindarles la fuerza y esperanza a aquellas mujeres que están padeciendo esta enfermedad. Insiste en la necesidad de no bajar los brazos jamás, así como lo hizo su mujer desde el primer momento: «Fer vivió estos años con alegría y muy bien, gracias a todos los avances médicos. Por eso, siempre hay que tener mucha fe.»
Fer pudo haberse ido pronto pero nadie puede decir que no lo hizo de la manera más valiente. La historia de su lucha ya quedó impresa en el corazón de muchas personas y todo lo que ha generado demuestra que su batalla ha sido la más poderosa de todas. Porque Fernanda le pudo ganar al cáncer como siempre quiso hacerlo: visibilizando la enfermedad para que todas las mujeres lleven una vida digna junto a sus familias. ¡Gracias, Fernanda!
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