Las leyendas tienen algo mágico que siempre motiva escucharlas. Nos encantan los misterios y las situaciones sorprendentes que siempre están presentes en la leyenda y la duda de pensar si realmente será verdad la historia que se cuenta.
Los amantes de Teruel: la leyenda española sobre el amor eterno
Más allá de la veracidad de la historia hay quienes aman contarlas y pasarlas de generación en generación. Y si de amor se trata hay muchísimas, algunas más conocidas que otras, que han cautivado a miles de enamorados.
En la búsqueda de leyendas me encontré con la de los amantes de Teruel, no la conocía y si bien no se sabe si la historia es cierta, podríamos conocer a los protagonistas en la actualidad ¿sabes cómo es la historia?
La leyenda
A principios del siglo XIII, en la ciudad de Teruel, Juan Diego de Marcilla e Isabel de Segura se amaban desde que eran niños. Dado el intenso amor que ambos se tenían, Diego la pidió en matrimonio.
Sin embargo, debido a las rencillas que padecían ambas familias, por rivalidad nobiliaria o por razones ideológicas religiosas en tiempos de conflictos, el padre de Isabel se opuso enérgicamente al enlace. Pero dio la opción al pretendiente de que buscase fortuna, y en caso de conseguirla en un plazo de cinco años, daría su consentimiento al matrimonio. Y Juan Diego de Marcilla partió a las Cruzadas tras la fortuna que lo llevaría a los brazos de su amada Isabel.
Pero mientras el joven batallaba, el padre de Isabel se enfrascó en la hacienda de buscar un marido conveniente para ella, encontrando un pretendiente y celebrándose el enlace en 1217, el mismo día en que Juan Diego regresaba de las Cruzadas.
Desalentado ante la noticia, Diego consiguió reunirse con Isabel y suplicarle un beso, al que ella se negó considerando el deber y respeto hacia su marido. Esta negación dio de lleno en el corazón del desengañado enamorado y como fulminado por un rayo, cayó inerte al suelo. Sus funerales se realizaron al día siguiente.
Isabel, desconsolada ante los acontecimientos y rota por la muerte de quien aún seguía amando, quiso regalarle el beso que antes le había negado y posó sus labios en los de su amor. En el mismo instante en que sus labios se unieron ella quedó desvanecida sobre el cadáver. Había muerto.
Los familiares, rendidos ante tal acontecimiento, realizaron el mismo día los funerales de ambos y fueron enterrados juntos. El juez de Teruel, don Domingo Celada, testimonió los hechos por escrito y sepultó el documento junto a los amantes.
Las momias de los amantes de Teruel
En 1555, en Teruel, durante unas obras realizadas en la Capilla de los Santos Cosme y Damián de la Iglesia de San Pedro, aparecieron dos cuerpos momificados, un hombre y una mujer, enterrados junto a un documento que testimoniaba lo acontecido. Las momias estuvieron expuestas hasta el año 1578, cuando volvieron a ser enterradas por orden del Obispo.
El notario Yagüe de Salas, conocedor de la historia, ordenó en 1619 un nuevo desenterramiento y da fe de ello en un protocolo notarial. Volvieron a estar expuestas al público en la misma iglesia hasta que fueron guardadas en 1675.
A principios del Siglo XVIII volvieron a exponerse al público en el Claustro de la Iglesia de San Pedro. Y en 1854 las instalaron en un armazón de madera.
Por último, En 1956 Juan de Ávalos realizó un mausoleo de mármol y bronce, y en ese sitio es donde descansan actualmente (en la sede de la Fundación Amantes de Teruel).
No sabemos cuánto hay de verdad en esta historia, pero lo único cierto es que hay una pareja que permanece junta desde hace siglos...
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