
Quienes tenemos hermanos podemos narrar más de una pelea con ellos. Las razones son muchas: agarró el juguete que queríamos, no nos quiere convidar de lo que está comiendo o queremos estar en brazos de mamá o papá al mismo tiempo.
La rivalidad que surge entre hermanos es algo natural, pues es parte de las relaciones humanas. Incluso, un estudio de la Universidad de Cambridge demuestra que el antagonismo entre hermanos impulsa el desarrollo mental y emocional, incrementa la madurez y mejora las habilidades sociales de los pequeños.

Estas discusiones y peleas son una forma de expresar cómo se sienten, lo que piensan y lo que quieren los niños.
Sin embargo, es importante establecer límites, así como enseñarles a resolver sus conflictos y encontrar soluciones que funcionen bien para todos los involucrados.

Pero, ¿cómo hacerlo sin que los niños piensen que se está favoreciendo a alguno de ellos? ¿Cómo lograr que disminuya esa rivalidad, para que su relación mejore?
1. Identifica, nombra y reconoce sus emociones o deseos
Antes de regañar a uno de ellos por pegar o quitarle el juguete al otro, investiga qué está ocurriendo. Después, valida lo que está pasando, establece un límite y muéstrales una alternativa. Por ejemplo:
«Como tu hermano te estaba jalando el cabello, tú le pegaste. Pero, no se debe pegar, porque pegar duele. Mejor dile a tu hermano que no te lastime».

2. Enséñales a expresar sus necesidades y a defenderse
Si como papá o mamá siempre defiendes a uno de ellos, porque el otro constantemente lo molesta, seguirá este círculo vicioso, ya que el otro pensará que lo haces porque lo amas más y continuará haciéndolo.
Para evitar esta confusión, muéstrales a los dos cómo expresar lo que sienten, lo que quieren y lo que piensan de forma respetuosa.

3. Evita las comparaciones entre ellos
Frases como «Mira, tu hermano lo hace mejor que tú» o «Tu hermana sacó mejores calificaciones que tú»,sólo crearán más rivalidad.
Mejor respeta las capacidades de cada quien y procura impulsarlos para hacerlo mejor. Puede decirles cosas como «Si te esfuerzas más, podrás obtener una mejor calificación el siguiente mes» o «Eres inteligente y puedes lograrlo».

4. Jamás uses a uno como ejemplo para disciplinar a otros
Cada pequeño es diferente y tiene capacidades y personalidades distintas. Cuando comparas a un niño con otro puedes afectar su autoestima, pues pensará que el otro es mejor que él o que lo amas más.

5. Sé consciente de las palabras que usas con tus hijos
Todo lo que les digas a tus hijos se les queda grabado en la memoria, sobre todo cuando se trata de la relación entre hermanos. Fomenta el respeto y el amor, en lugar de generar críticas negativas.

6. Pon en práctica los turnos
Establece cuáles juguetes van a ser de cada uno y cuáles son compartidos. En el caso de los compartidos, explica reglas claras sobre turnos, por ejemplo: el turno es de quien primero toma el juguete, hasta que decide dejarlo.
Jamás los obligues a entregarlo, sobre todo si están usándolo en ese momento. Fomenta la generosidad, de esta manera reducirás conflictos.

7. Fomenta la gratitud
Durante la cena o antes de que vayan a dormir, platiquen y agradezcan las acciones en las que los demás mostraron ayuda.
Por ejemplo: «Agradezco que tu hermana me ayudara a recoger los juguetes” o «Agradezco que mi hermano me ayudara con mi tarea».

8. Enseñemos a respetar el espacio personal
Cada uno de los hermanos puede estar en una edad o etapa diferente al otro, así que muéstrales cómo respetar su espacio y sus cosas.

9. Demuestra tu amor a todos
Cuando los hermanos se sienten amados y con sus necesidades cubiertas, no querrán competir por el amor de papá o mamá, así que abrázalos, bésalos y diles cuánto los amas.

10. Ayúdalos a enfocarse en sus necesidades y no en las de sus hermanos
Cuando te digan «¿Por qué él tiene más?» haz que regresen a sus propias necesidades con frases como «Si quieres más papas, te sirvo con gusto».
Finalmente, es importante que le enseñemos a los niños a liberar sus enojos y a ser empáticos para que predomine la armonía en casa. Es verdad que no se acabarán las discusiones, pero sí se pueden disminuir.

Este texto fue publicado originalmente en Naran Xadul.
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