La disartria se refiere a una alteración o trastorno del lenguaje, de tipo orgánico (es decir, que afecta a los órganos que sirven para hablar) en el que los músculos de la boca, el sistema respiratorio y la cara se debilitan y por eso tienden a moverse con lentitud o no moverse. La disartria puede tener su origen en una lesión cerebral al momento de nacer o un derrame. La gravedad de la situación va a depender de qué tanto y de qué forma se haya afectado el sistema nervioso del niño o la niña.
Las siguientes pueden ser algunas características de la disartria:
- Arrastrar o barrer las palabras al hablar
- Hablar entre dientes, moviendo la lengua, pero no la mandíbula
- Emitir voz muy baja, como un susurro
- Mover la boca con lentitud al hablar, o tan rápido que no se entienda
- Entonar con un ritmo o acento distinto al de su entorno
- Poca movilidad de la lengua, labios o mandíbula
- "Flojera" para masticar y tragar
- Voz muy nasal o muy aguda
- Ronquera
- Voz entrecortada, como con asma, o dificultad para respirar mientras habla
- Babeo excesivo o escaso control de la saliva
La disartria puede traer consecuencias tristes para tu hijo:
En niños y niñas la disartria puede ocasionar aislamiento social y depresión. Puesto que dificulta la comunicación efectiva, sus compañeros podrían excluirlo de juegos y convivencia. Así, el niño o la niña pierde la oportunidad de crear amistades, tan importantes en la edad escolar para el desarrollo adecuado de la autoestima.
¿Cómo ayudarle al niño o niña con disartria?
- Es necesario ir a valoración con una neuróloga para decidir la mejor forma de ayudar a tu hijo o hija. El tratamiento dependerá de la gravedad de la situación.
- También hay que acudir con una terapeuta del lenguaje o logópeda.
- Los adultos responsables de la crianza del niño o niña en cuestión necesitan estar involucrados activamente en el tratamiento y rehabilitación de la persona con disartria. Su participación es fundamental para motivar el desarrollo de la comunicación efectiva en su hijo o hija.
- Durante la terapia se trabajan el habla, voz respiración y deglución. Estos ejercicios deben de reforzarse en casa, al menos 15 a 20 minutos al día.
Algunos ejercicios recomendados
Ejercicios de respiración
Se realizan para adquirir fuerza e intensidad en el paso del aire por el diafragma y con esto mejorar la calidad de la voz y el ritmo del habla.
Ejercicios de relajación
Para mejorar el tono muscular de cara cuello y hombros, y que no limiten los movimientos de la boca al hablar.
Ejercicios de boca, lengua y labios
También llamados praxias bucofaciales, son las habilidades motoras adquiridas, es decir, los movimientos realizados con la boca par alcanzar a pronunciar un sonido.
Ejercicios de articulación
Se imitan sonidos, sílabas, palabras o frases para que puedan hablar con mayor claridad.
Ejercicios de entonación
La prosodia es trabajar con el ritmo y el énfasis para diferenciar la intención de lo que se dice.
Control de boca y postura
Se le debe enseñar a la persona con disartria a mantener una postura derecha para permitir que el aire pase mejor por el diafragma y así se pueda vocalizar mejor.
Ejercicios de masticación y deglución
Es necesario observar cómo reacciona el niño o la niña ante ciertas texturas, descubrir cuáles son más fáciles de masticar y tragar. El objetivo es mejorar el tono muscular mediante ejercicios y masajes, ya que esta condición puede ocasionar ahogamientos.
De ninguna manera los consejos aquí presentados sustituyen la correcta evaluación por parte de personal médico especializado.
- ¿Tu hijo ya aprendió a hablar? Es hora de pensar en que hable un segundo idioma: Así es como puedes tener hijos bilingües sin morir (de confusión) en el intento.