Avatar: The Last Airbender (o Avatar: la leyenda de Aang) es una serie original de Nickelodeon, creada por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko. Estrenada en el año 2005 y finalizada en julio del 2008; la historia de 61 episodios, dividida en los libros (temporadas) "Agua", "Tierra" y "Fuego", nos realta las aventuras de Aang, el último maestro aire, y sus amigos Sokka, Katara y Toph en su búsqueda por restaurar la paz en el mundo.
¿Por qué Avatar: la leyenda de Aang marcó nuestras vidas y es una de las mejores series de la historia?

Ahora bien, si eres un fan de la serie, quizá estos datos te suenen triviales y obsoletos; pero si leemos entre líneas, puede que no sea tan así. Sin subestimar el canal (bueno, sí, subestimándolo), Nickelodeon solía crear contenido infantil hueco, inmaduro y superficial, dirigido hacia un público poco exigente en cuanto a calidad narrativa; entonces, a primera vista, ¿podría salir algo bueno de ese canal? Esa fue una de las preguntas que todos nos hicimos al momento de que un amigo, conocido o familiar nos sugiriera ver Avatar, ¿y cuál sería nuestra respuesta ahora? Absolutamente sí: Avatar es una de las mejores series de todos los tiempos.
¿Pero por qué?

«Agua, Tierra, Fuego, Aire. Hace muchos años, las cuatro naciones vivían en armonía, pero todo cambió cuando la Nación del Fuego atacó. Solo el Avatar, maestro de los cuatro elementos, podía detenerlos. Pero cuando el mundo más lo necesitaba, desapareció».
¡Cómo olvidar esta introducción! Desde nuestro primer contacto con la serie, Avatar demostraba tener un rumbo. La premisa inicial, que se repetiría al inicio de cada episodio, evidenciaba una historia planificada desde hacía mucho tiempo; con un pasado establecido, un presente intrigante y un futuro esperanzador. Establecía una división política —y racial— destruida por el totalitarismo de una Nación autoproclamada superior, y nos ofrecía una pista sobre quién sería el responsable de reestablecer la paz en el mundo.
La importancia de la premisa

Sentado esto, podemos analizar el primer aspecto excepcional de la serie: un conflicto definido. Muchas de las historias contemporáneas (series, anime, películas) fallan en esto: si bien saben qué están haciendo en el momento, ignoran hacia donde van y cuál es el propósito de su existencia. Obviamente, nos interesa conocer su desarrollo diario, sus aventuras cotidianas y los conflictos menores que afrontan cada temporada; pero cuando el final no está definido, cuando el propósito de los personajes es difuso, el carácter de estos no se consolida, creando personajes vacíos y sin consistencia.
Cuando se cuida al personaje...

En Avatar los personajes tienen una razón de ser: motivaciones, obstáculos, obsesiones, desafíos... un propósito. Pongamos sobre la mesa el caso de Zuko, un personaje obsesionado con recuperar su honor; por momentos, monotemático y tedioso; aburrido, insulso... un villano olvidable. Un adolescente caprichoso y destruido que, de a poco, nos muestra su realidad interior, sus traumas existenciales, y sobre todo, la profundidad de su herida. Por mucho tiempo prejuzgamos su actitud, pero al reconocer lo complejo de su situación nuestra actitud cambió; sentimos empatía y cambiamos junto a él, sufrimos su transformación en carne propia e intentamos ayudarlo a vencer sus demonios interiores, a encontrar su propio honor.

La leyenda a contar sería la de Aang, el último maestro aire... el Avatar; pero Aang no sería el personaje con todas las respuestas y todas las soluciones, ni tampoco el poseedor de la fuerza absoluta para resolver cualquier confilicto. Si bien, en un principio, su carácter como monje y Avatar lo distinguían entre sus amigos, otorgándole un aura de sabiduría y excelencia, sus actitudes infantiles lo metían en problemas y su complejo de salvador casi lo lleva a la destrucción... y por esta razón es que tuvo que aferrarse a sus amigos. Entendió que no podía hacerlo solo, se dejó enseñar (en ocasiones, a regañadientes) y sufrió las consecuencias de la arrogancia y la rebeldía; buscó refugio en el amor y se perdió momentáneamente en la ira, y mientras viajaba en busca de aventura, otros personajes crecían junto a él (y lo hacían crecer).

Katara, Sokka, Toph, Zuko, Azula, Mai, Iroh, para bien o para mal, mutaron y avanzaron sin aferrarse a una postura, mostrando toda su fragilidad humana, compartiendo las cargas juntos o extraviándose solos. Cada acto individual determinó un final en conjunto, y de eso trata la vida, y por eso es que nos sentimos tan identificados.
Porque el final sí importa

Podríamos elogiar el estilo de animación, las secuencias de acción, las vueltas de tuerca, los diseños de escenario o la mitología creada. Cada arte marcial visto estaba inspirado en uno existente, complementando los conceptos establecidos: la Tierra, con sus movimientos duros y pesados; el Fuego, veloz y letal; el Agua, fluida y pacífica. El universo desarrollado respiraba por sí mismo, como si fuera un ser vivo; la construcción de las ciudades y sus civilizaciones, o la fauna híbrida, ¡qué decir de la mítica tortuga-león! Pero más allá de todo esto, la historia de Avatar es la gema preciosa más brillante en su corona. El equipo Avatar resolviendo conflictos por separado que fluyen hacia un mismo lugar; el despertar del Avatar en todo su esplendor y la batalla final entre Azula y Zuko, entre otras cosas. Un desenlace que nos hace dudar y desafía nuestra lógica: "¿No es este un show de Nickelodeon? ¿No tiene que haber un final feliz? Pero, pero... ¿Aang va a perder?" Y cuando ese final feliz llega, no lo hace de forma predecible, sino de manera absolutamente satisfactoria. Cerrando todo, uniendo todos los cabos; borrando el pasado, estableciendo un presente mejor y pronosticando un futuro incierto. Tanto así que dio pie a La leyenda de Korra, una historia con sus propias fortalezas y debilidades, que trataremos en otro artículo.
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En fin, personalmente, creo que estas son las razones que determinaron a Avatar: la leyenda de Aang como una de las mejores series de todos los tiempos; pero tú, ¿qué piensas al respecto?
Esperamos tus comentarios.