Que levante la mano quien no procrastina. ¿Nadie? Me lo supuse.
La regla de los dos minutos: una efectiva manera de mejorar tu productividad
Si eres de esos que tienen una pila de actividades pero fácilmente queda atrapado entre esos videos graciosos en YouTube, los memes de Facebook, las conversaciones graciosas en Whatsapp, el último capítulo de tu serie favorita y los artículos de Vix (¡son adictivos!), la regla de los dos minutos es para ti.
¿Qué es?
La regla de los dos minutos fue concebida por David Allen, la mente detrás del método Getting Things Done (GTD). Básicamente sigue aquel viejo consejo de “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, aunque aún más ampliado.

Hay un montón de tareas de tu vida diaria que toman menos de dos minutos: lavar los platos, enviar correos electrónicos, hacer esa importante y rápida llamada, sacar la basura… Son concebidas como tan sencillas y rápidas que típicamente las dejamos para después.
El problema con esto es que, al final del día, nos damos cuenta de que tenemos la cocina y el baño sucio, que no hicimos esa importante llamada, ni enviamos esos sencillos e-mails. La procrastinación nos venció.
¿Qué hacer?
Sencillo: si una tarea te lleva menos de dos minutos, hazla de una vez y sin pensar tanto. Así finalizarás las actividades “sencillas” a los pocos minutos, lo que te da tiempo suficiente para investigar, entrevistar, indagar y desarrollar las tareas más complejas.
Tomando hábitos
Pero la regla de los dos minutos va más allá. Claramente, tomar un nuevo hábito o empezar una actividad desconocida tomará más de dos minutos, pero ese es todo el tiempo que necesitas para dar el primer paso.

El ejemplo más sencillo es el de escribir un libro. ¿Quieres hacerlo pero sientes que no tienes tiempo? Empieza una línea a la vez: toma dos minutos diarios para escribir eso que deseas. Notarás como irás avanzando poco a poco hasta que realmente adquieras el hábito y lo cumplas con más tiempo.
Otro ejemplo puede ser empezar una rutina de ejercicios. Si llevas una vida sedentaria y quieres romper con ese mal hábito, dos minutos podrían salvar tu vida. Es exactamente ese el tiempo que necesitas para empezar a caminar por tu vecindario o empezar a utilizar esa máquina de gimnasio tirada en una esquina de tu cuarto y llena de polvo. Pronto irás adquiriendo condición física para que los dos minutos se conviertan en un rutina completa.
- Mira también: «¿Cómo afecta el sedentarismo al cerebro?»
Emplea la regla de los dos minutos para aumentar tu productividad y si crees que nuestros artículos contribuyen con tu procrastinación, recuerda que esto lo leíste en Vix. ¡No nos abandones!